lunes, 10 de septiembre de 2012


ARTÍCULO: QUE PASA CON EL APOYO AL CAMPO?
Ing. Wilfrido Galdámez Toledo
Presidente de la Federación Agronómica Chiapas.

El “PEC” de 267 mil millones anuales “al campo”.

Todos concurren y sigue aumentando la miseria.

 



Algunos números de autorizaciones de años anteriores a Sagarpa

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
COMO ES POSIBLE QUE CASI

NADA LLEGUE AL CAMPO.

 México es increíble en estos tiempos. La comunidad internacional del comercio agroalimentario, no entiende  porque una nación como México, que gasta 267 mil millones de pesos cada año  se encuentre comprando millones de toneladas de granos básicos, cárnicos, lácteos y huevos. No pueden creer semejante barbaridad. Algunos hasta se atreven a decir, “pues mejor repartieran ese dinero a cada uno de los 60 millones de pobres y resolverían de inmediato su problema”. Si para los analistas internacionales es inexplicable, para nosotros  los profanos, es justo reconocer que también estamos en las mismas dudas. Sin embargo, ya desde adentro del sistema se empieza a filtrar. A rumorar  y ya se afirman muchos detalles. Ninguno, es  comprobable porque la circunstancia es parecida a aquella conocida canción “que no quede huella”. Como se trata de  colosales recursos, es razonable mencionarlos. Resultaría injusto para quienes participan oficialmente el que no conozcan lo que ya se juzga respecto a sus actuaciones.

 Hubo, la semana pasada, una discusión colegiada de agrónomos, biotecnólogos, médicos veterinarios y otras profesiones relacionadas con los programas de producción alimentaria en México. Todo se centró en los famosos 267 mil millones de pesos que cada año el congreso autoriza para aplicarse “al campo”. Demasiadas complicaciones para intentar de desenredar la maraña. Muchos pensaban que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación, por su nombre tan largo es quien se agandalla todo. Falso totalmente. Sagarpa  tan “solo opera” alrededor de 70 mil millones.  Sí alguna vez, Sagarpa, fue cabeza del sector, ahora nadie la pela. Hasta ahí las conclusiones casi unánimes.

LAS SECRETARIAS CONCURRENTES.

El resto de los recursos. A los casi 200 mil millones de pesos anuales, concurren, es decir se “lo despachan” otras secretarías de Estado, como, Economía, Hacienda, Reforma Agraria, Sedesol, Semarnat, y los más de 40 controvertidos y poco eficaces organismos desconcentrados como Conagua, Firco, Fonaes, Conafor, Finrural, Fira, Aserca, y una veintena más de otros todavía más inútiles. En “la concurrencia”, es decir en la rebatiña anual, cada institución pelea a muerte. Primero, son los sueldos de la alta burocracia con sus respectivos “servicios de apoyo a las funciones”, es decir viáticos, bonos, aguinaldos, vehículos, combustibles, pasajes, celulares, gastos médicos etc. Cada miserable organismo se instaura como una súper secretaría. Su aparato administrativo resulta con una gigantesca y pesada burocracia. Según las estimaciones, entre los altos mandos, los mandos medios, personal de base  y confianza o como ellos los catalogan   “la tropa loca”, juntos con los arrogantes administrativos, se quedan con el 45% de lo autorizado.

 Las operaciones “de campo” requieren de la participación ordenada de las organizaciones rurales. Quienes las representan son los imprescindibles líderes. Con miles de membretes se apropian de un mínimo  del 30% de los recursos en los cuales, salvo, en rarísimas excepciones tienen participación “la membrecía”. Porque los supuestos miembros solo firman. Ellos ya están muy bien convencidos de que algo que caiga es mejor que nada. Si por acaso llegaran a recibir una bolsa de semilla, fertilizante o mochila de fumigación, de inmediato ya tienen quien les pague en efectivo, a la mitad o a un tercio de su costo. Los materiales recuperados son regresados a la casa proveedora oficial y asunto arreglado. Todo mundo contento.

 Del restante 25% de “los recursos al campo”, poco se sabe. Algunos hablan de “licitaciones de obras, “subejercicios”, “ahorros”, “transferencias”, “adeudos”, “cancelaciones” y toda una sarta del más puro infierno burocrático.

 
LO QUE SE DICEN DE LOS

PROGRAMAS AL CAMPO.

 Juego perverso el de los presupuestos al campo. Los que lo ejercen creen que tratan con puros, ignorantes y los supuestos beneficiaros de siempre se callan. Guardan y esperan el momento oportuno del desquite.  Así en estos días transicionales, es mejor el saber para aclarar acusaciones. Mejor saber que ignorar. Porque después no hay defensa posible.  Se dice que no hay planeación para la agroalimentación de los mexicanos. Que tampoco existen planes y programas para las 120 millones de bocas mexicanas que reclaman su comida diariamente. Que no hay metas ni objetivos en los programas de apoyo al campo.

Que tal parece que todo el apoyo es a “fondo perdido”, es decir sin rendición de cuentas. Que no existe ningún responsable técnico para cada programa o subprograma porque cualquier chambista asume actividades técnicas y por lo tanto,  puede hacer lo que se le ocurra. Segurísimos de que ya no existen las  supervisiones técnicas de resultados. Porque la impunidad cubre a toda la inversión pública.

Por supuesto, que “los beneficiarios” campesinos y productores no tienen ninguna información o idea de lo que está pasando. Tan solo agradecen lo que buenamente “les caiga”. Son los líderes  los que “luchan” o exigen, con  prebendas adicionales para controlar los plantones, tomas de oficinas, carreteras o manifestaciones en contra del gobierno.

LOS APOYOS AL CAMPO

DE LA SAGARPA.

Contrario a que no existe ninguna planeación de apoyo al campo, la Sagarpa, cada año autoriza un extenso menú de apoyos para los campesinos. Algunos diferenciados para  los pequeños, medianos y grandes productores. Considera a casi todos, en el caso de las zonas indígenas existen aplicaciones de recursos específicos por parte de la Coordinación Nacional de los Pueblos Indígenas (CNPI) y otros para jóvenes y mujeres en la Reforma Agraria.

 Los programas oficiales de la Sagarpa, resultan razonables, y por su cobertura parecen estar originados desde un cuidadoso proceso planificado. Los recursos son los siguientes:

  “Apoyos al Ingreso Agropecuario”—“Programas de manejo y prevención de riesgos”—“Apoyos a la inversión en equipamientos e infraestructura”—“Programa Especial de Seguridad Alimentaria”—“Modernización sustentable de la agricultura tradicional”—“Desarrollo de zonas áridas”—“Trópico Húmedo” –“Manejo post producción”—“Fondo para la inversión en localidades de media, alta y muy alta marginación”—“Apoyos al ingreso objetivo y comercialización”,  los ya clásicos “Procampo” y el también señalado como corrupto “Progan”, así como otros del  Fondo Nacional de Desastres.

 APRECIACIONES DE LO

QUE OCURRE EN EL CAMPO.

¿Porqué entonces estos programas no han evitado la ruina nacional en nuestra autosuficiencia y soberanía alimentaria?. Opinan algunos que dicen saber.

1°.- Que son excelentes programas pero solo ellos los conocen. Nunca se enteran o se  los dan a conocer a los verdaderos beneficiarios. Los auténticos campesinos desconocen el internet. Son fácil presa de cualquier pendejo con computadora.

2°.- Que los dirigentes campesinos en acuerdo con las autoridades locales, los manejan, los programas, a como les conviene. Las normas y reglamentos están hechos como para que ningún cristiano las cumpla.

3°.- Que todos los programas federales cubren el 80% y el restante 20% es con cargo al gobierno local, pero que siempre se retrasa en los tiempos firmados.

4°.- Que no siempre se ajustan, los apoyos a los ciclos de las siembras y cosechas. Llegan los fertilizantes cuando ya se cosechó.

5°.- Que en ningún programa se considera que el campesino no tiene capital disponible. Sin ingresos, sin jornales y ocupación,  virtualmente se encuentra muerto de hambre.  Mucho menos, es sujeto de crédito.

6°.- Que son programas nacionales injustos, es decir, con tratos iguales a desiguales. Porque nunca es lo mismo un agricultor de riego a uno de temporal. Jamás  uno de siembra a macana a uno con tractor. Tampoco una región de alta producción se compara con una de autosuficiencia.

7°.- Que cada inversión carece de un responsable técnico profesional. La tecnología rentable necesita demostrarse en las parcelas no en capacitaciones con aire acondicionado, café y galletitas como lo realiza la empresa privada llamada Inca Rural que contrata a cualquier mamarracho menos a los profesionales titulados y con cédula profesional.

8°.- Que la madre de todos los males es la no rendición de cuentas. El gobierno ya se olvidó de la supervisión técnica de resultados. La impunidad crece. Es prevaleciente al no certificar resultados medibles. Esto fue un factor que nos llevó a la miseria en el campo. Cada quien hace lo que quiere y a nadie le importa. Pareciera que el único  objetivo fue gastar dinero a lo bruto.

9°.- Se rumora y afirma que la mayor parte de los funcionarios son propietarios de los famosos “despachos que bajan recursos”, y tramitan autorizaciones.

Quedan en este artículo muchas otras opiniones sobre los planes y programas oficiales “al campo”. Queda también pendiente, lo más importante de todo. Es decir, las propuestas de técnicos calificados en la materia que por razones de espacio se comentarán posteriormente. 

 

 

 

 

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