BENEFICIOS Y RIESGOS
DE LOS TRANSGÉNICOS, SEÑALADOS POR INVESTIGADORES Y EXPERTOS
Jorge Vázquez Gómez
Es totalmente aceptado que para entender un tema a cabalidad, debe
conocerse y analizar los pros y contras y a partir del cual se fija su
posición. Y aún definida, siempre se debe estar abierto a valorar otras
opiniones distintas y hasta contrarias. Esto fortalece el criterio al respecto.
En este sentido expongo dos criterios diferentes sobre los cultivos
transgénicos para que consolide su conocimiento y postura.
Leí el libro del Dr. Victor M. Villalobos A; “LOS TRANSGÉNICOS.
OPORTUNIDADES Y AMENAZAS”, 2008, una excelente publicación escrita por un
experto que además ocupó elevada responsabilidad en la SAGARPA en el sexenio
pasado. Y de esta obra extraigo integro, el prólogo, que por su interés y
actualidad lo comparto.
El prólogo, escrito por el Dr. Norman Borlaug, Premio nobel de la paz,
1970 y creador de la Revolución Verde que tanto beneficio llevó al combate al
hambre del mundo al producir las variedades enanas de trigo más rendidoras y
resistentes a las plagas usuales en los países que lo cultivan. Esta
experiencia y tecnología exitosa se aplicó luego para el arroz, maíz, sorgo y
otros cereales que han mejorado notablemente el abasto de granos alimenticios y
forrajeros.
LOS BENEFICIOS
El Dr. Borlaug, señala:
En la sociedad siempre han existido aquellos que se resisten al cambio
y prefieren idealizar de manera romántica el pasado. En lo que se refiere a los
cultivos transgénicos sin embargo, la intensidad de los ataques contra ellos,
recibidos muchas veces de manera sorpresiva, no tiene precedente considerando
los potenciales beneficios que la citada tecnología puede traer al ambiente, al
reducirse el uso de pesticidas. Tan solo el uso de gen Bacillus thuringiensis (Bt) en algodón, ha disminuido el uso de
insecticidas en más de 30 000 toneladas al año y evitado que miles de
productores, así como incontable número de especies, sean víctimas del
envenenamiento.
La ingeniería genética aplicada a los cultivos agrícolas (diseño de
plantas a nivel molecular) no puede concebirse como un fenómeno derivado de
fuerzas malignas o producto de alguna “brujería”, sino que, por el contrario,
es una muestra del control progresivo de las fuerzas de la naturaleza, en
beneficio de la alimentación para la raza humana. La tecnología de los cultivos
transgénicos es increíblemente segura y la idea de que su uso, así como el de
otras nuevas debe ser prohibida hasta que se demuestre de manera concluyente
que estas no pueden causar daño, es irreal y poco juiciosa. Los avances
científicos siempre implican algún riesgo de resultados no esperados, por lo
que cualquier avance tecnológico, es prácticamente imposible de comprobar.
¡Baste imaginar los primeros diez años de la aviación sin fatalidades!
Hace diez años la Bioseguridad podía presentarse como un tema
interesante; hoy es un argumento imprescindible que ha demostrado que no existe
evidencia creíble de daño a la salud humana en ese período, durante el cual
esta tecnología ha sido ampliamente aplicada y en donde las variedades actuales
de cultivos transgénicos que ayudan en el control de insectos y malezas, están
reduciendo los costos de producción y aumentando los rendimientos de las
cosechas (los cultivos transgénicos se cultivan ahora en más de 102 millones de
hectáreas).
Los productos transgénicos del futuro probablemente contendrán
modificaciones que mejoraran la nutrición y la salud, ayudarán a incrementar el
rendimiento en condiciones de sequía y de altas o bajas temperaturas y
permitirán a las plantas acceder y aprovechar de una manera más eficiente los
nutrientes. Todas estas tecnologías tienen más beneficios que ofrecer a la
sociedad en general, así como a los campesinos y consumidores de menor ingreso.
La inútil confrontación de algunos consumidores en contra del uso de
las tecnologías de cultivos transgénicos en países de la OCDE (incluyendo
México) hubiera podido evitarse si más gente hubiera recibido una mejor
educación en ciencias biológicas. Esa brecha educativa (la cual ha tenido como
resultado una creciente y preocupante ignorancia sobre los retos y las
complejidades de los sistemas agrícolas y alimentarios), necesita ser atendida
sin dilación.
Las sociedades privilegiadas tienen la posibilidad de adoptar medidas
restrictivas en el tema de los cultivos transgénicos, aun cuando más adelante
esta acción pudiera serles contraproducente. Pero la gran mayoría de la
humanidad, incluyendo a las víctimas hambrientas de las guerras, de desastres
naturales y de crisis económicas, no puede darse el lujo de actuar de igual
manera.
Sin un suministro adecuado de alimentos a precios accesibles, no
podemos esperar alcanzar un mundo con salud, prosperidad y paz en el siglo XXI.
Muy posiblemente en los próximos 50 años los productores agrícolas, pecuarios y
pesqueros del mundo tendrán que incrementar la oferta alimentaria mundial en
75% y lograr este formidable reto con base en recursos que se reducen cada vez
más. Para alcanzarlo y especialmente para ayudar a los pobres del mundo y a los
que no tienen garantizada una seguridad alimentaria, necesitamos a la
Biotecnología, cuyo uso responsable no puede ser considerado enemigo de la
población, como si lo son, en cambio, la pobreza y el hambre.
LOS RIESGOS Y TEMORES
Al respecto, Teitel y Wilson (2000), en su libro: “ALIMENTOS GENÉTICAMENTE
MODIFICADOS. CAMBIANDO LA NATURALEZA DE LA NATURALEZA”, hacen la siguiente reflexión.
Imagínese que una mañana usted se encuentra
en un moderno avión comercial, acomodándose
en su asiento mientras que el avión se desliza por la pista. En tanto
despega, usted abre el periódico y se entera que los ingenieros están empezando
una serie de pruebas en vuelos comerciales para determinar si el nuevo modelo
de avión como el que usted se encuentra, es seguro o no.
Esta situación no podría pasar nunca, se dice así mismo, porque los
ingenieros aeronáuticos realizan muchas
pruebas antes de comercializar un nuevo avión. ¿Y si no?.
Algo semejante puede suceder cuanto está en su mesa consumiendo
productos de origen desconocido con el cual alimenta a su familia y así
mismo y en ese instante escucha en las
noticias que se están comercializando nuevos alimentos transgénicos cuyas
consecuencias en los humanos nadie sabe.
Pero sucede que algo en lo que confiamos nuestras vidas muchos más a
menudo que en los aviones, es en los alimentos que consumimos diariamente que están
continuamente siendo rediseñados, modificados produciendo cosechas cuyo contenido
no sabemos y cuyos efectos ignoramos aún más.
Y como nuestra suposición del avión no totalmente probado, el alimento
alterado genéticamente está siendo introducido secretamente en nuestros
mercados y en nuestros hogares, sin la suficiente experiencia en sus efectos,
sin avisos, sin etiquetas y sin pasar por las pruebas de seguridad adecuadas
que realmente aseguren su total inocuidad.
Mientras comemos estos nuevos alimentos, los científicos independientes
apenas están empezando a descubrir pruebas más confiables para conocer qué tan seguro son en los
consumidores, mientras usted y su familia ya lo han ingerido y están expuestos
a sus efectos. Puede no pasar nada ¿y si no?.
vazquez_gomezj@hotmail.com
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