LA BIOTECNOLOGÍA Y CULTIVOS
TRASNGÉNICOS LLEGARON PARA QUEDARSE
Jorge Vázquez Gómez
Agradezco los comentarios que hace el Dr. Rogelio Lépiz Ildefonso a mis
artículos de transgénicos. El Dr. Lépiz es un reconocido investigador en frijol
por sus trabajos en México, Sud y Centroamérica. A su vez, expresa su opinión
sobre los transgénicos que reproduzco:
“Leí con mucho interés el artículo de Jorge
Vázquez. Nuevamente sale a la palestra el tema de los transgénicos. En primer
lugar, deseo reconocer la buena información y criterio de Jorge sobre el tema.
Como lo he expresado en mis conferencias: Los puntos críticos sobre el uso de los
transgénicos, son tres: inequidad, inocuidad y escape de genes. La inequidad
consiste en que las instituciones o empresas nacionales, no podrán competir con
las empresas poderosas como Monsanto, en la producción y comercialización de
semillas de híbridos tradicionales o transgénicos; Monsanto, Pionner, Syngenta
y otras, seguirán adueñadas del mercado nacional e internacional de semillas
especialmente de maíz. Más en México, donde INIFAP tiene apenas tres o cuatro
mejoradores de maíz sin recursos, en comparación con Monsanto, que registra 40
con todos los apoyos requeridos. En el punto de inocuidad, hasta ahora no hay
información contundente y suficiente que demuestre que el consumo de alimentos
elaborados con cultivos transgénicos, es nocivo a la salud humana; en este
punto, hace falta más información y en todo caso, vale la pena seguir el
principio "precautorio" de la reunión de Cartagena, Colombia, apoyado
por la FAO. En el tercer punto relativo al escape de genes y especialmente en
maíz, planta de polinización cruzada por tener los sexos separados y por la
movilidad del polen a través del viento e insectos, sin duda esto ocurrirá. Es
decir, los transgenes se transportarán el polen y contaminarán a variedades
criollas y especies emparentadas como el teosintle; si los genes llevan la
resistencia al glifosato, esta característica se pasará a las variedades
criollas o teosintle. En relación al gen terminator, que hace su efecto
esterilizante en la F2, está prohibido su uso en la generación de híbridos
tradicionales o transgénicos; es decir, se supone que no se utilizará. Sin duda
la ingeniería genética o tecnología del ADN recombinante, es una herramienta
poderosa para ubicar y transferir genes de interés entre especies muy
diferentes, que abre una nueva y corta ruta en el mejoramiento genético de
plantas para una mayor producción de alimentos, pero que como toda nueva
tecnología, tiene sus riesgos, riesgos que habrá que conocer y manejar
debidamente”.
Guste o no, la tecnología y cultivos transgénicos, llegaron para
quedarse y están llamados a jugar un papel trascendental en la producción de
alimentos actual y futura del mundo. Sin embargo, sus beneficios y riesgos han
generado una gran controversia en especial en aquellos cultivos de consumo
humano directo y cotidiano que ponga en riesgo la salud de las familias que las
ingieren, como los granos, frutas, verduras, legumbres, etc., algunos alimentos
transgénicos ya están disponibles en el mercado y otros lo serán en el futuro.
Dentro de estos sobresale el maíz, para los países cuyos habitantes lo
usan como base de su dieta diaria y en mayores cantidades que otros alimentos.
Por ejemplo, una familia del nivel medio formada por 6 miembros consume al
menos 2Kg de tortillas al día todo el tiempo, pero no ingiere tal volumen en
pan, arroz, frijol, tomate entre otros. Esta cantidad de maíz es mayor en las
familias rurales, que además son las más numerosas y vulnerables.
Esta tecnología transgénica sumada a todos los adelantos acumulados en
la agricultura y el desarrollo tecnológico, permitirán a la sociedad mundial
enfrentar con más posibilidades de éxito el reto que significa una población
creciente con recursos naturales disminuidos o alterados, en especial el suelo
y el clima.
Se conoce que la transgénesis en plantas se da en forma natural vía la
polinización y que la alteración drástica e intensa de la estructura genética
también ocurre vía mutación, pero ambos procesos suelen ser lentos o muy raros
y muchos de estos nuevos organismos formados desaparecen dentro del proceso de
la selección natural.
Pero la tecnología transgénica es un proceso violento en cuanto a la
rapidez e intensidad del cambio, formando organismos tan drásticamente
diferentes que la naturaleza nunca lo hará. Así, mediante esta técnica es
posible incorporar genes de una especie a otra muy distinta como se está dando
el intercambiar genes animales o microorganismos a las plantas y viceversa.
Además formar un nuevo individuo transgénico lleva la mitad o menos del tiempo
que requiere la técnica mendeliana que en caso del maíz lleva unos 8 años de
investigación tradicional de selección y cruzamientos.
Así, mientras el mejoramiento genético tradicional suele transferir
todo el genoma completo de un individuo, donde se involucran todos los genes
deseables y no deseables, la ingeniería genética modifica a un individuo en
forma muy precisa, trasfiriendo a uno o un limitado número de genes donde cada
uno codifican una proteína que controla una función de la célula. Y que este
gen y su efecto son heredados a su descendencia como sucede con el mejoramiento
mendeliano.
Para lograr esto, la transgénesis requiere de la intervención de
herramientas tecnológicas novedosas como la ingeniería genética, la
biotecnología y la biología molecular.
Así, la ingeniería genética permite la inserción de un gen extraño y
diferente en el genoma de una célula huésped proveniente de una planta, animal
o microorganismo, cuya expresión en el nuevo individuo lo hace diferente. Éste
conserva todo el genoma de la célula que provino y solo se diferencia por el
efecto del gen o genes implantados. Por ejemplo, en el caso del maíz, algodón,
u otro cultivo, este tiene todas las características heredadas de sus ancestros
pero presenta una resistencia a un herbicida o plagas específicas que no tienen
las plantas comunes. Por ello, una planta transgénica es exactamente igual a
una normal, en cuanto a su fenotipo y rendimiento, ya que la alteración
recibida es a nivel molecular y de genes que no intervienen directamente en la
producción de la cosecha. Sin embargo, los nuevos genes que se anuncian trasferir
como para imponer resistencia a sequía, suelos ácidos, fijación del nitrógeno
atmosférico, adaptación a suelos pobres, más a los actuales con resistencia a
plagas y herbicidas, la suma de sus efectos permitirán que los genes
responsables del rendimiento puedan expresarse mejor.
Es cuestión de tiempo, pero en el futuro la transgénesis también
permitirá incorporar genes que modifiquen el número y tamaño de la mazorca, la
eficiencia fotosintética, el número y peso del grano y su calidad nutritiva, el
producir vacunas y otros rasgos más que beneficiarán a la cantidad y calidad de
las cosechas y la alimentación humana. Algo semejante sucederá en la producción
animal.
Pero es también preocupación de los defensores de la salud humana, que
este gran número de genes que conformarán los cultivos y animales del futuro
tengan un mucho mayor efecto a los consumidores que hasta hoy solo han sido
señalados daños a mariposas y ratones y modificaciones al salmón, es decir a
organismos relativamente más frágiles que el ser humano. A la vez, el tiempo transcurrido
en el consumo de maíz transgénico en función de la larga vida del hombre es muy
corto y el número de transgenes es pequeño (ahora solo dos), como para concluir
con certeza que los alimentos transgénicos son inocuos.
Estas nuevas tecnologías tienen alto riesgo de formar individuos con
defectos como recientemente se publicó que en Nueva Zelanda se produjo una vaca
transgénica sin cola. Recuérdese también que para producir animales clonados,
tal es el caso de la oveja Dolly, se realizaron 297 experimentos, de los cuales
solo uno tuvo éxito y la gran mayoría murieron, nacieron deformes o muy débiles
para sobrevivir y la clonación es una herramienta de la biotecnología y ésta es
coadyuvante importante de la transgénesis.
Autores reconocidos como el Dr. V. Villalobos, en su libro: “Los
transgénicos” (2008), señalan la existencia de productos biotecnológicos y
transgénicos que ya existen en el mercado internacional.
Para la salud humana: Insulina para diabetes, interferón
para tratar el cáncer, la vacuna contra la hepatitis B, vacunas recombinantes y
la terapia genética.
Para el medio ambiente: Formación de microorganismos
transgénicos que degradan el plástico, petróleo y metales pesados, entre otros
incluyendo la descontaminación ambiental y la elaboración de plástico
biodegradable.
Para la agricultura: cultivos transgénicos (maíz,
algodón, soya, cánola), la clonación de individuos superiores, variedades
precoces, paquetes tecnológicos para detectar fitoenfermedades, biosíntesis de
ingredientes activos, la reducción de pérdida poscosecha, la mejora de la
calidad de los productos y la caracterización y conservación de germoplasmas
para preservar la variabilidad genética.
Para la producción animal: la caracterización del ganado
por marcadores moleculares, la confirmación de la paternidad, hormonas del crecimiento, la
manipulación de genes asociados a la calidad de la carne, el mejoramiento
genético asistido, el trasplante de embriones, la clonación de animales
sobresalientes, el aumento de contenido de caseína de la leche, el desarrollo
de vacunas recombinantes para New Castle, fiebre porcina clásica y peste
bovina, la creación de animales transgénicos para obtener productos
industriales u órganos para trasplante.
Para la producción pesquera:
La biotecnología ha permitido el incremento de tasas de crecimiento en
peces, tamaño, sabor, inducción de la esterilidad (para evitar el cruzamiento
de peces transgénicos con normales) en especies como salmones, carpas, tilapias
entre otras. También la formación de salmones transgénicos con proteína
anticongelante para ampliar su zona de distribución. Actualmente solo existen
peces transgénicos en laboratorios, pero no disponibles comercialmente.
EL GEN TERMINATOR QUE
ESTERILIZA LA SEMILLA
Llama la atención que quienes ven las ventajas y bondades de los
cultivos transgénicos, incluso en sus detractores, omitan hablar o le restan
importancia a la tecnología terminator, que hace estéril a las semillas y este
rasgo es quizá uno de los mayores riesgos ocultos de los organismos manipulados
genéticamente.
La existencia de este gen cuyo polen se disemina libremente y contamina
a los maíces normales haciéndolos estériles, es una de las más grandes amenazas
a la biodiversidad de germoplasmas del maíz y próximamente de otros cultivos de
polinización libre. Esta esterilización además de reducir el número de razas y
variabilidad del cultivo, permitirá tener el control total de las compañías
dueñas de las patentes quienes cobran por la semilla, tecnologías e insumos
requeridos para producir cosechas y quienes no paguen son delincuentes y van a
la cárcel. Además hará dependientes a los productores de comprar la semilla
fértil de por vida para producir sus alimentos.
Este gen terminator está ahora prohibido, guardado por las
transnacionales, pero será usado más adelante cuando así les convenga.
UNA POSIBLE SALIDA
Es evidente que la tecnología transgénica se quedará para siempre, queramos
o no, más aun si demuestra inocuidad al consumo y mínimo impacto al medio
ambiente, si bien algunos daños colaterales se harán presentes, algo que sucede
con otras tecnologías adoptadas. Todo tiene un riesgo y un costo, pero que
estos sean mínimos y no masivos.
Para evitar o paliar los riesgos, es conveniente reflexionar sobre las
posibles medidas a tomar, algunas pueden ser:
·
Que las instituciones públicas (FAO, CIMMYT, INIFAP, Universidades entre
otras) produzcan semillas transgénicas a bajo costo y libre mercadeo pero sin
el gen terminator y sin pagar regalías.
·
Que se prohíba por siempre el uso de este gen esterilizador para que
los campesinos puedan guardar su semilla para el siguiente ciclo.
·
Que los centros de investigación reproduzcan y liberen continuamente
las semillas criollas para quienes quieran cultivarlas y conservar la
biodiversidad.
·
Que las compañías dueñas de los transgénicos paguen al productor y
gobierno una multa para cada hectárea o tonelada de miel contaminada con ese
polen. Previa verificación científica.
·
Que se fortalezca la investigación nacional para que forme maíces y
otros cultivos normales de alto rendimiento que compitan con los transgénicos.
Un ejemplo ya lo dieron dos empresarios al donar recursos para que el CIMMYT
haga mejores maíces no transgénicos.
·
Legislar en materia de transgénesis y otras ciencias y tecnologías
asociadas, ya que la falta de leyes al respecto crean huecos que son
aprovechados por las compañías aludidas para introducirse al mercado nacional
porque no hay legislación específica. Ellos se aprovechan del principio legal:
“Lo que no está prohibido, está permitido”.
vazquez_gomezj@hotmail.com
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