lunes, 8 de abril de 2013


LA CARA OCULTA DE LOS TRANSGÉNICOS
Jorge Vázquez Gómez


Recibí un comentario del Dr. Fidel Márquez Sánchez por un artículo mío publicado en “Foro Agropecuario” sobre transgénicos, algo que viniendo de él, me honra y deseo compartirlo. Más aún cuando este artículo proviene de una pequeña, poco conocida y alejada Facultad de Ciencias Agronómicas, UNACH- Chiapas, donde al igual que en otras, existen excelentes académicos pero que no expresan sus opiniones. El comentario aludido dice:

 “Estimado Vázquez Gómez: el “popo” posadas me reenvió su artículo (que usted le había enviado a “Ray” Acosta) sobre los transgénicos. Estoy totalmente de acuerdo con lo que usted dice y lamento mucho ya no estar participando en esta lucha, por mis enfermedades y operaciones; sin embargo tengo la satisfacción de haber escrito el primer artículo en contra de los transgénicos hace como unos diez años en la revista Ciencia y después en otros eventos que organizaron Green Peace, Semillas de Vida, e inclusive en la Cámara de Diputados cuando me invitó el PRD y los diputados en general. Lo saludo de la manera más atenta. Dr. Fidel Márquez Sánchez (CRUOC de Chapingo en Guadalajara)”

El Dr. Márquez ha sido y es formador de decenas de generaciones de Agrónomos de Chapingo; fundador y docente del Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas. Ha escrito innumerables artículos científicos en revistas nacionales e internacionales arbitradas, así como libros sobre genética. Fue Director de la ENA-Chapingo y siempre ha trabajado en mejoramiento del maíz.

Su trascendencia y reconocimiento se valora al encontrar su busto en la calzada de los Agrónomos ilustres en Chapingo que han trascendido en su quehacer académico y de investigación. Ahí se encuentra al lado de Marte R. Gómez, Gilberto Palacios de la Rosa, Efraín Hernández Xolocotzin, entre otras personalidades.

Además, tiene reconocimientos al Mérito Agrícola del INIFAP y 45 Universidades Agropecuarias del país y es investigador emérito del SNI-CONACYT, que muy pocos agrónomos mexicanos lo han recibido.

Esperamos su pronta recuperación e incorporación a la vida académica que ha sido y es su pasión.

 

Entre mis archivos encontré una nota publicada en La Jornada, en noviembre del 2003, cuyo original tengo a la vista, relacionada con los cultivos transgénicos particularmente el maíz y por su actualidad e interés vigente a 10 años de publicarse las reproduzco íntegramente.

“CUANDO LAS BARBAS DE PERCY VEAS CORTAR PON LAS TUYAS A REMOJAR”

El agricultor canadiense Percy Schmeiser estuvo en Nicaragua en noviembre pasado. Ésta es su historia. Percy lleva más de medio siglo de agricultor en la zona oeste de Canadá, donde vive con su esposa y sus cinco hijos. Antes de que apareciera por su vida Monsanto, una de las multinacionales más oscuras y poderosas del mundo, en sus tierras brotaban la canola, la cebada y el trigo. Conserva esa práctica ancestral, popular y solidaria de guardar y compartir sus propias semillas con los colegas campesinos. Millones de agricultores en el mundo lo hacen cada día.

Además, trabaja porque se respeten los derechos de agricultores y campesinos; por eso, a sus 71 años, ha sido representante en el parlamento y en diferentes organismos regionales.

Percy ha visitado diversos países latinoamericanos donde narra todos los detalles de la batalla legal que está manteniendo con Monsanto para que los agricultores del mundo entero puedan conocer las interioridades y las sorpresas que les esperan si aceptan comprar y cultivar semillas transgénicas. Quiere, por lo menos, que conozcan esa cara de la moneda, ocultada, maquillada y enterrada por los intereses de unas cuantas multinacionales.

El nuevo status quo transgénico-empresarial

El señor Percy Schmeiser relató en una conferencia en Estelí, Nicaragua; algunos de los puntos del contrato que Monsanto hace firmar a los agricultores que optan por utilizar las semillas transgénicas. Quien lo hace se compromete a no utilizar otras semillas distintas a las de Monsanto. Además, está obligado a comprarle el herbicida a la misma multinacional. Curiosamente, es el único que funciona con las semillas transgénicas. Dicho de otra manera, Monsanto ha introducido una cerradura en la vida de las semillas que sólo se abre con una llave que vende la misma multinacional. Mediante esta quimérica técnica, el monopolio se consolida, el negocio se duplica y la dependencia del agricultor se agrava.

Sin saber el porqué, el agricultor debe permanecer en silencio sin poder divulgar las cláusulas del contrato. Además, si incumple cualquier cláusula, puede enfrentar a los poderosos y sofisticados equipos legales de Monsanto en los tribunales, en cualquier parte del mundo.

Tiene que pagar (a precio del 2003) a modo de licencia 40 dólares por hectárea. El costo del herbicida es de 20. Y paga en semillas 45 dólares por hectárea. El total es de 105 dólares por hectárea y ciclo, cuando anteriormente a 2003, el costo era de aproximadamente 30 dólares. En herbicidas sólo gastaba ocho dólares, frente a los 20 que paga ahora. Es así como Monsanto fija los precios, aprovechando las condiciones contractuales y la dependencia de los agricultores. Estos pagos a 2013 son mucho mayores.

EL CASO DE PERCY.

Imagínense el siguiente caso. Una empresa realiza un vertido muy tóxico en un río. Dicho vertido se propaga por la rivera y llega a un municipio. Las aguas contaminadas por el vertido, son utilizadas en los cultivos de dicho municipio. El caso llega a los tribunales, y el juez ¡¡condena a los agricultores, porque los vertidos tóxicos son propiedad de la empresa, y han sido utilizados para "regar" los campos, sin autorización de ésta!!. Carnavalesco ¿no?.

Pues algo similar le sucedió a Percy. Él no firmó ningún contrato con MONSANTO. Tampoco utilizó semillas transgénicas en sus campos. El polen proveniente de cultivos transgénicos ubicados cerca, invadió su finca y contaminó con genes transgénicos sus cultivos. Esta "invasión", es un fenómeno natural e imposible de controlar denominado polinización.

MONSANTO entendió que Percy había utilizado sus semillas transgénicas ilegalmente, sin firmar el contrato, y sin aceptar las condiciones de la multinacional. Por este motivo, Percy fue denunciado en 1998 y se entabló un juicio. El periodo de prueba duró dos años. Nunca se pudo probar que Percy robó o utilizó semillas transgénicas de MONSANTO. Como no se pudo demostrar, alegaron que lo principal era que existían cultivos con propiedades transgénicas en las tierras de Percy.

El juez lo declaró culpable. Le propusieron un arreglo por 10.000 US$. No aceptó, y hasta el momento (2003) lleva invertidos 200.000 US$ en todo el proceso. MONSANTO quiere apropiarse de su producción porque alega que es suya. También quieren expropiarle su casa y sus tierras.
Percy apeló la sentencia, y está esperando la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Canadá. Pero si dicho estamento, mantuviera el veredicto inicial, ¿Qué significado tendría?, ¿Cuáles serían sus consecuencias?. Hasta aquí la nota publicitada.

 

 

LAS COMPAÑÍAS TRASNGÉNICAS GANAN EN TODO Y NO ARRIESGAN NADA

Uno de los reclamos más señalados contra la forma de comercialización de las semillas e insumos transgénicos es que ganan todo sin arriesgar nada. Ellos no se hacen responsables por la contaminación del polen que modifica a los maíces comunes que crecen aledaños. Tampoco aceptan el daño de dicho polen al contaminar a la miel orgánica, caso Yucatán y por otros daños que puedan ocasionar a la vida silvestre y al medio ambiente en general. No tienen ni aceptan ninguna responsabilidad, menos que paguen por los posibles daños que ocasionan a otros, incluyendo a la salud de los consumidores.

Tampoco aceptan responsabilidad por el efecto hormiga que lleva semillas transgénicas de un lugar a otro dentro de un país. Como ya se dio con nosotros en Chihuahua y Oaxaca y que contaminan los maíces locales.

Aquí SAGARPA y particularmente CONABIO (Comisión Nacional de Bioseguridad), deben legislar al respecto, como el caso del polen transgénico en cultivos ya autorizados, por daños que ocasionan. Por cada tonelada de miel o hectárea de maíz, soya o algodón comunes contaminada deben pagar una muy fuerte multa. Pero no se debe dar permiso para maíz, porque finalmente lo que quieren es que todos los maíces se vuelvan transgénicos y estériles, para aumentar sus ganancias.

 

vazquez_gomezj@hotmail.com                     

Más artículos en: www.vazquezgomezj.blogspot.mx

 

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