LA CARA OCULTA DE LOS TRANSGÉNICOS
Jorge Vázquez Gómez
Recibí
un comentario del Dr. Fidel Márquez Sánchez por un artículo mío publicado en
“Foro Agropecuario” sobre transgénicos, algo que viniendo de él, me honra y
deseo compartirlo. Más aún cuando este artículo proviene de una pequeña, poco
conocida y alejada Facultad de Ciencias Agronómicas, UNACH- Chiapas, donde al
igual que en otras, existen excelentes académicos pero que no expresan sus
opiniones. El comentario aludido dice:
“Estimado Vázquez Gómez: el “popo” posadas me
reenvió su artículo (que usted le había enviado a “Ray” Acosta) sobre los
transgénicos. Estoy totalmente de acuerdo con lo que usted dice y lamento mucho
ya no estar participando en esta lucha, por mis enfermedades y operaciones; sin
embargo tengo la satisfacción de haber escrito el primer artículo en contra de
los transgénicos hace como unos diez años en la revista Ciencia y después en
otros eventos que organizaron Green Peace, Semillas de Vida, e inclusive en la Cámara
de Diputados cuando me invitó el PRD y los diputados en general. Lo saludo de
la manera más atenta. Dr. Fidel Márquez Sánchez (CRUOC de Chapingo en
Guadalajara)”
El
Dr. Márquez ha sido y es formador de decenas de generaciones de Agrónomos de
Chapingo; fundador y docente del Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas.
Ha escrito innumerables artículos científicos en revistas nacionales e
internacionales arbitradas, así como libros sobre genética. Fue Director de la
ENA-Chapingo y siempre ha trabajado en mejoramiento del maíz.
Su
trascendencia y reconocimiento se valora al encontrar su busto en la calzada de
los Agrónomos ilustres en Chapingo que han trascendido en su quehacer académico
y de investigación. Ahí se encuentra al lado de Marte R. Gómez, Gilberto
Palacios de la Rosa, Efraín Hernández Xolocotzin, entre otras personalidades.
Además,
tiene reconocimientos al Mérito Agrícola del INIFAP y 45 Universidades
Agropecuarias del país y es investigador emérito del SNI-CONACYT, que muy pocos
agrónomos mexicanos lo han recibido.
Esperamos
su pronta recuperación e incorporación a la vida académica que ha sido y es su
pasión.
Entre mis archivos encontré una nota publicada
en La Jornada, en noviembre del 2003, cuyo original tengo a la vista,
relacionada con los cultivos transgénicos particularmente el maíz y por su
actualidad e interés vigente a 10 años de publicarse las reproduzco
íntegramente.
“CUANDO LAS BARBAS DE PERCY VEAS CORTAR PON LAS TUYAS A REMOJAR”
El agricultor canadiense Percy Schmeiser estuvo en Nicaragua
en noviembre pasado. Ésta es su historia. Percy lleva más de medio siglo de
agricultor en la zona oeste de Canadá, donde vive con su esposa y sus cinco
hijos. Antes de que apareciera por su vida Monsanto, una de las multinacionales
más oscuras y poderosas del mundo, en sus tierras brotaban la canola, la cebada
y el trigo. Conserva esa práctica ancestral, popular y solidaria de guardar y
compartir sus propias semillas con los colegas campesinos. Millones de
agricultores en el mundo lo hacen cada día.
Además, trabaja
porque se respeten los derechos de agricultores y campesinos; por eso, a sus 71
años, ha sido representante en el parlamento y en diferentes organismos
regionales.
Percy ha
visitado diversos países latinoamericanos donde narra todos los detalles de la
batalla legal que está manteniendo con Monsanto para que los agricultores del
mundo entero puedan conocer las interioridades y las sorpresas que les esperan
si aceptan comprar y cultivar semillas transgénicas. Quiere, por lo menos, que
conozcan esa cara de la moneda, ocultada, maquillada y enterrada por los
intereses de unas cuantas multinacionales.
El nuevo status
quo transgénico-empresarial
El señor Percy
Schmeiser relató en una conferencia en Estelí, Nicaragua; algunos de los puntos
del contrato que Monsanto hace firmar a los agricultores que optan por utilizar
las semillas transgénicas. Quien lo hace se compromete a no utilizar otras
semillas distintas a las de Monsanto. Además, está obligado a comprarle el
herbicida a la misma multinacional. Curiosamente, es el único que
funciona con las semillas transgénicas. Dicho de otra manera, Monsanto ha
introducido una cerradura en la vida de las semillas que sólo se abre con una
llave que vende la misma multinacional. Mediante esta quimérica técnica, el
monopolio se consolida, el negocio se duplica y la dependencia del agricultor
se agrava.
Sin saber el
porqué, el agricultor debe permanecer en silencio sin poder divulgar las
cláusulas del contrato. Además, si incumple cualquier cláusula, puede enfrentar
a los poderosos y sofisticados equipos legales de Monsanto en los tribunales,
en cualquier parte del mundo.
Tiene que pagar (a
precio del 2003) a modo de licencia 40 dólares por hectárea. El costo del
herbicida es de 20. Y paga en semillas 45 dólares por hectárea. El total es de
105 dólares por hectárea y ciclo, cuando anteriormente a 2003, el costo era de
aproximadamente 30 dólares. En herbicidas sólo gastaba ocho dólares, frente a
los 20 que paga ahora. Es así como Monsanto fija los precios, aprovechando las
condiciones contractuales y la dependencia de los agricultores. Estos pagos a
2013 son mucho mayores.
EL CASO DE PERCY.
Imagínense el siguiente caso. Una empresa realiza un vertido muy tóxico
en un río. Dicho vertido se propaga por la rivera y llega a un municipio. Las
aguas contaminadas por el vertido, son utilizadas en los cultivos de dicho
municipio. El caso llega a los tribunales, y el juez ¡¡condena a los agricultores,
porque los vertidos tóxicos son propiedad de la empresa, y han sido utilizados
para "regar" los campos, sin autorización de ésta!!. Carnavalesco
¿no?.
Pues algo similar le sucedió a Percy. Él no firmó ningún contrato con
MONSANTO. Tampoco utilizó semillas transgénicas en sus campos. El polen
proveniente de cultivos transgénicos ubicados cerca, invadió su finca y
contaminó con genes transgénicos sus cultivos. Esta "invasión",
es un fenómeno natural e imposible de controlar denominado polinización.
MONSANTO entendió que Percy había utilizado sus semillas transgénicas
ilegalmente, sin firmar el contrato, y sin aceptar las condiciones de la
multinacional. Por este motivo, Percy fue denunciado en 1998 y se entabló un
juicio. El periodo de prueba duró dos años. Nunca se pudo probar que Percy
robó o utilizó semillas transgénicas de MONSANTO. Como no se pudo
demostrar, alegaron que lo principal era que existían cultivos con
propiedades transgénicas en las tierras de Percy.
El juez lo declaró culpable. Le propusieron un arreglo por 10.000 US$.
No aceptó, y hasta el momento (2003) lleva invertidos 200.000 US$ en todo el
proceso. MONSANTO quiere apropiarse de su producción porque alega que es suya.
También quieren expropiarle su casa y sus tierras.
Percy apeló la sentencia, y está esperando la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Canadá. Pero si dicho estamento, mantuviera el veredicto inicial, ¿Qué significado tendría?, ¿Cuáles serían sus consecuencias?. Hasta aquí la nota publicitada.
Percy apeló la sentencia, y está esperando la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Canadá. Pero si dicho estamento, mantuviera el veredicto inicial, ¿Qué significado tendría?, ¿Cuáles serían sus consecuencias?. Hasta aquí la nota publicitada.
LAS
COMPAÑÍAS TRASNGÉNICAS GANAN EN TODO Y NO ARRIESGAN NADA
Uno de los reclamos más señalados contra la
forma de comercialización de las semillas e insumos transgénicos es que ganan
todo sin arriesgar nada. Ellos no se hacen responsables por la contaminación
del polen que modifica a los maíces comunes que crecen aledaños. Tampoco
aceptan el daño de dicho polen al contaminar a la miel orgánica, caso Yucatán y
por otros daños que puedan ocasionar a la vida silvestre y al medio ambiente en
general. No tienen ni aceptan ninguna responsabilidad, menos que paguen por los
posibles daños que ocasionan a otros, incluyendo a la salud de los
consumidores.
Tampoco aceptan responsabilidad por el efecto
hormiga que lleva semillas transgénicas de un lugar a otro dentro de un país.
Como ya se dio con nosotros en Chihuahua y Oaxaca y que contaminan los maíces
locales.
Aquí SAGARPA y particularmente CONABIO
(Comisión Nacional de Bioseguridad), deben legislar al respecto, como el caso
del polen transgénico en cultivos ya autorizados, por daños que ocasionan. Por cada
tonelada de miel o hectárea de maíz, soya o algodón comunes contaminada deben
pagar una muy fuerte multa. Pero no se debe dar permiso para maíz, porque
finalmente lo que quieren es que todos los maíces se vuelvan transgénicos y estériles,
para aumentar sus ganancias.
vazquez_gomezj@hotmail.com
Más artículos en:
www.vazquezgomezj.blogspot.mx
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