ARTÍCULO: LOS HURACANES BENÉFICOS PARA UNOS
DAÑINOS PARA OTROS
Jorge Vázquez Gómez
Todos
los años, en esta época lluviosa, renace la esperanza o el temor sobre la
presencia de los huracanes o ciclones (en china le llaman tifones) que puedan
azotar costas mexicanas.

Los
chiapanecos nunca olvidaremos los grandes deslaves y daños del huracán Olaf que
incluso sepultó la comunidad entera de Valdivia en Pijijiapan con muerte de
personas.
LOS BENEFICIOS
A
la par de posibles daños señalados, también son para otras regiones y productores, una bendición porque los
huracanes dejan una gran humedad residual que asegura mejores cosechas al menos
por un año.
En
México, el sistema de presas hidráulicas que riegan varios millones de
hectáreas, se llenan al máximo cuando las lluvias producidas por los ciclones
caen sobre las cuencas que las abastecen. Y esto se comprueba cuando hay
ausencia de huracanes en el pacífico (Sonora y Sinaloa) y en el Golfo
(Tamaulipas), las presas bajan su nivel y ponen en riesgo las siembras bajo
riego de estas regiones importantes productoras de cultivos y cosechas para el
consumo nacional y la exportación.
También
los huracanes benefician otras grandes áreas alejadas de su centro porque sus
vientos empujan enormes masas de nubes cargadas de agua que llevan lluvias a
más de 500km de su centro, donde dejan humedad
y recargan los acuíferos de donde se extrae agua para riego y/o consumo
de los habitantes locales y a la vez dan vida a los ríos.
Este
efecto benéfico de los huracanes completa la acción de la lluvia normal que cae
cada año. Así, el régimen lluvioso de una región se debe tanto al ciclo normal
de lluvias más el inducido por los ciclones, cuando sus efectos se presentan.
Hay lugares donde solo el temporal hídrico es más que suficiente y el agua de
los huracanes solo los agrava en sus daños como es el caso de Tabasco, pero hay
otros que solo tienen agua suficiente para su siembra si hay lluvias causadas
por los ciclones como sucede con la parte semiárida del centro y norte del
país. Para esta gran región los huracanes suelen ser una bendición.
Este
año en Chiapas y en el sureste las lluvias provocadas por el Huracán Ernesto
acortaron la duración de la canícula y con ello se presagia buena cosecha de
maíz y frijol.
COMO SE FORMA UN HURACÁN
Un
ciclón se forma a partir de una alteración de la presión atmosférica de un
lugar. Por varias causas, se da una modificación de la presión del aire de una
zona grande o pequeña, que provoca la
formación de un centro de alta presión (con aire siempre más frío y más húmedo)
y a la par se forma otro centro de baja presión (con aire siempre más caliente
y seco).
Como
la atmosfera se comporta como un todo, trata de corregir esta anomalía y busca
regular o equilibrar su presión y temperatura. Para esto los centros de alta
presión envían masas de aire más fríos y húmedos hacia los centros de baja
presión para normalizar la presión atmosférica. Pero este traslado del aire da
origen a los vientos. Si la diferencia de presión entre ambos centros es
pequeña, los vientos serán suaves como las brisas del mar. Pero si la
diferencia es muy grande, los vientos serán intensos tipo trombas o
huracanados. Sin embargo, el aire (viento) que llega a los centros de baja
presión suele penetrar en forma de espiral y con ello le impone un movimiento
interno, tipo circular que provoca un desplazamiento dando origen al remolino
que empieza a caminar en forma errática sobre la superficie del suelo siempre
buscando el lugar que tenga la más baja presión atmosférica. Si el remolino
choca con árboles, montañas, casas u otros obstáculos, se deshace y allí
termina. Pero si la tierra es plana, sin nada que lo detenga, entonces comienza
a crecer, adquiere mayor velocidad de sus vientos y se desplaza mas rápidamente
en su recorrido, como se da en las grandes planicies de Estados Unidos y Argentina
formando los tornados que solo producen intensos vientos pero no lluvia.
PORQUE SUELEN FORMARSE EN EL
MAR
Si
el remolino se forma en el mar donde no hay nada que lo detenga entonces crece
intensamente y sus vientos alcanzan velocidades superiores a 100 km por hora y
como se desplaza sobre agua absorbe altas cantidades de líquido que los
transporta a grandes distancias provocando las intensas lluvias ciclonales,
características.
Si
los vientos son inferiores a 120 km/hora se le llama tormenta tropical, si son
mayores entonces se le denomina huracán categoría uno, hasta la categoría 5, la
más intensa en la escala Safir-Simpson.
Ahora
bien, la gran mayoría de los ciclones se forma en la franja tropical del mundo,
porque aquí el agua siempre es cálida y el aire que se estaciona sobre mar
también está ligeramente más caliente y basta que se formen grandes masas de
nubes, que al producir sombra, hacen que dicho aire se enfríe alterando la presión
atmosférica desencadenando los procesos señalados arriba hasta formar los
huracanes.
A
partir de aquí, si los huracanes están cerca de continentes, suelen dirigirse
hacia ellos porque generalmente el aire estacionado sobre tierra siempre está
más caliente que el aire del mar y se transforman en grandes centros de baja
presión que actúa como un imán que atrae a los ciclones. Si la tierra
continental está deforestada o semidesértica, su aire está mucho más caliente
en relación al mar y que puede decirse, jala al ciclón.
Para
el caso de nuestro país, la presencia de la Sierra Madre Oriental hace que los
huracanes dejen la mayor parte de las lluvias sobre la costa del Golfo,
particularmente Veracruz, Tamaulipas y Tabasco. A la par, la sierra Madre
Occidental induce un efecto semejante provocando fuertes lluvias sobre la costa
del pacífico, del sur de Sinaloa hasta Chiapas.
Ambas
serranías suelen evitar que los efectos directos de los ciclones lleguen al
centro del país, donde solo producen lluvias moderadas a intensas pero sin los
vientos intensos característicos.
Cuando
los ciclones chocan con ambas serranías se debilitan y luego se destruyen y
allí terminan, pero su efecto lluvioso se mantiene por pocos días incluso en
zonas alejadas, que pueden llegar hasta las regiones semiáridas del país como
Sonora, Chihuahua, Durango, Nuevo León, entre otros estados, mejorando la
humedad del suelo.
Lo
anterior explica, en parte, porque México es un polo atractivo para la llegada
de huracanes. En principio porque es una gran región con tierra firme en
relación con Centroamérica que es más
pequeña y más arbolada y luego estamos dentro de la franja tropical donde se
forman los ciclones. A esto hay que sumarle las amplias zonas deforestadas y
semidesérticas que calientan aún más el aire que se estaciona en nuestro país
que lo transforman en un gran centro continental de baja presión hacia donde se
dirigen los huracanes. Así que, en la medida que deforestemos (y los programas
de reforestación sean puro atole con el dedo), los ciclones serán numerosos e intensos
tal como se pronostica para este año y en el futuro.
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